Esta foto es de uno de esos días felices en los que Javi Chan me llevaba a dar una vuelta por el Retiro, y me hablaba del yin y el yan, del bien y el mal, del día y la noche, el melón y la sandía..., en fin me preparaba para un buen futuro de tortuga ninja. Pero un mal día se fue, y quedó pendiente unas clases de nunchacus para cuando estuviera preparada mi alma tortuguil.
He estado con él un par de días en los que he completado un poco más mi formación en las artes marciales. Por lo demás voy a ser sincera; ha habido de todo, algunos días de buen rollo, pero también otros de nostalgia y bajona. Un secreto, aveces he echado de menos a "los otros", esos tres canallas me robaron un trocito de mi corazón de tortuga, a pesar de que no me trataron todo lo bien que debían. Por eso, y porque se que están buscándome preocupados, les he hecho llegar un escrito con 10 puntos que me gustaría que cumplieran para volver. Les exijo al menos cumplir 5 de los 10 puntos, o si no, nunca más me volverán a ver.
Esta es la carta:
(clic en la foto para cortos de miras)
3 comentarios:
Lo más grande que he leído después de lo de Moisés.
Me parece justo, aunque conociendo a tus ex dueños, sé que te prometerán el paraíso pero al final vivirás en el mismo infierno. Ninguno es de fiar, son peligrosos, malos, únicamente piensan en su bienestar.
Deberías aprovechar e irte con Javi Chan al Tíbet. Sigue preparándote física y mentalmente para que regreses y te vengues de esos 3 monstruos.
Un abrazo.
Escribo estas líneas sin ver apenas, pues las lágrimas de emoción inundan mis ojos...
Siento mi retraso al escribir, pero acabo de volver del Tibet, y allí el wi-fi está en pañales (como los monjes).
Por allá todo bien:recuperé mi paz interior hasta que vi la factura del hotel.Además, perdí las maletas en el aeropuero Dalai Lama, y tuve que comprarme un par de túnicas por tener alguna muda... con tan mala suerte que el avión hizo escala en Birmania (ahora Mariadelmar o algo así)y unos militares me dieron de hostias.Por supuesto, ellos acabaron peor.
En fin, ahora estoy aquí, émbargado por la emoción (y por el banco, ¿os he dicho lo caro que es un viaje al Tíbet?)
Rita, dálo todo!Gracias por tu recuerdo!
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