Y... pues nada, que después de unos días en Dunseith, me volví pa acá. Aquí me esperaba mi casi por estrenar nuevo rinconcito de vivir. Creo que no os lo he enseñado aún, aquí es donde resido desde la mudanza:
Tengo todo tipo de comodidades. Mi lujosa tortuguera descansa sobre ese bloque de mármol que esconde una maravillosa estufa que me da calorcito bueno y me crea un ambientillo tropical muy molón, sin llegar a cocerme al baño maría.
Además ya sabéis que soy un poco vanidosa, por lo que despertarme cada mañana y poder mirarme el caparazón en el espejazo que tengo adosado al chalet, es toda una delicia.
Sé que os habéis fijado en la gran tortuga hinchable que hay junto a mi tortuguera. Está ahí por dos razones:
1.- Para dejar claro a todo forastero que visite este nuevo piso que ese es mi territorio. Territorio tortuguil sagrado.
2.- Porque me flipa un puñaó y me lo voy a llevar a la piscina en verano.
La tortuga hinchable no tiene nombre aún, tampoco me he encariñado mucho con ella, es demasiado grande y me podría hacer daño si llegamos a tener algún tipo de relación. Acepto sugerencias para bautizarla.
Bueno amiguicos, que ya véis que estoy muy bien, que mi ausencia fue por obligaciones tortupolíticas, pero que he vuelto. Estoy mejor que bien estoy...